Aquí les traigo un consejo para grabar diálogos que a las personas más orientadas a lo visual les puede resultar sorprendente y útil a la vez.
Los límites entre los diferentes roles están desapareciendo. A medida que la difusión de medios se acelera y los costos de los equipos de producción se han abaratado, muchos liquidadores de cheques han esperado que los costos laborales acompañen esta tendencia, y los técnicos de diversas areas han tenido que volverse competentes en tareas no tradicionales.
En el reino del audio para video, esto ha llevado a una simplificación excesiva de lo que en verdad es un oficio tan complejo y desafiante como la cinematografía. Las explicaciones complejas se las dejo a los operadores de audio experimentados, pero aquí les traigo un consejo del mundo del sonido que tal vez te permita elevar la calidad de tu grabación de audio un par de escalones más.
En las industrias del cine y el video, el icónico estatus del micrófono shotgun, cubierto con funda anti viento, ha llevado a muchos realizadores a verlo como un micrófono apto para todo tipo de propósitos. Para muchos, saber que este es un micrófono con un patrón de captación direccional es suficiente como para convencerse de que es la herramienta adecuada para tener en su caña de boom el noventa por ciento de las veces.
Lo cierto es que el micrófono shotgun es uno de los micrófonos más especializados en la historia de la grabación de audio, y su diseño lo hace óptimo para solo una reducida gama de aplicaciones.
Diseño del tubo de interferencia
¿Cómo funciona una micrófono shotgun? El principio básico es el del tubo de interferencia. Los micrófonos omnidireccionales poseen un diafragma que está abierto hacia el entorno desde un lado, pero está casi totalmente sellado desde el otro lado.
Por otro lado los micrófonos con tubo de interferencia son muy diferentes. Estos también permiten el ingreso de las ondas de sonido al diafragma desde la parte de atrás, pero requieren que estas ondas pasen primero a través de un tubo largo, cuya sección presenta varios cortes en forma de ranuras. Este tubo y estas ranuras están “afinados” de tal manera que hay una diferencia de tiempo entre un impulso determinado (por ejemplo, el sonido de una ‘p’ de un interlocutor ubicado a 90 grados respecto del eje del micrófono) impactando la parte frontal del diafragma y ese mismo impulso impactando la parte trasera.
Esta diferencia de tiempo da como resultado un patrón de interferencia: dado que las ondas de sonido son esencialmente ondas de presión de aire que aumentan y disminuyen de forma alternada, una diferencia de tiempo de este tipo, si ha sido afinada con este propósito, puede provocar que las ondas se cancelen entre sí (o se interfieran) cuando se encuentran. Sin embargo, esta afinación solo se puede optimizar para un rango de frecuencias específico, ya que la longitud del tubo de interferencia varía según las diferentes frecuencias.
Este diseño está altamente especializado. Es excelente para una reducida gama de aplicaciones. Sin embargo, su única verdadera virtud es su patrón de captación direccional -o enfocado-. Para lograr este objetivo, compromete dos cuestiones muy importantes. Estas son inherentes a la propia lógica de su diseño, así que no importa cuán alta sea la calidad el producto, estas cuestiones nunca se solucionarán por completo.
Calidad de sonido
Como dije, la “direccionalidad” de los micrófonos shotgun -su capacidad de grabar sonidos directamente frente a ellos a un volumen mayor que los sonidos provenientes de otras direcciones- solo es posible de lograr dentro de un rango específico de frecuencias. Los fabricantes afinan el tubo como quien afina un instrumento, ajustando su longitud y otros parámetros para hacer que su direccionalidad se aplique más a las frecuencias para las que probablemente será utilizado, generalmente la voz humana.
Pero hay un problema. Una voz humana determinada generalmente oscila dentro de un rango de frecuencia predecible, pero su alcance completo es más extenso. Más aún, las variables del entorno, tales como las propiedades acústicas de una habitación, pueden enfatizar ciertos tonos más que otros, lo que puede causar serios problemas.
Si estás utilizando un micrófono que es más direccional para un rango de frecuencia, pero relativamente mucho más sensible a los sonidos más graves desde cualquier ángulo, ¿qué sucede con las frecuencias graves de la voz cuando rebotan en una pared y llegan al micrófono desde el costado, ingresando a través de sus ranuras? Por supuesto, lo que sucede no es nada bueno, y es muy difícil solucionarlo en post-producción.
Sensibilidad al viento
Es por eso que los operadores de audio que conocen este efecto han recomendado la utilización de micrófonos shotgun solo en exteriores, en donde no hay superficies planas que puedan hacer rebotar las frecuencias bajas hacia el micrófono. Como una burla del destino, el mismo diseño que hace que los micrófonos shotgun funcionen -su entrada posterior afinada con el diafragma- da como resultado una extrema sensibilidad al viento. Un simple experimento con la imaginación nos dirá por qué.
Imagina que estás sosteniendo un trozo de envoltorio plástico de cocina, tensado entre dos dedos. Si soplas en la superficie del mismo, vibrará muy rápidamente y producirá un sonido fuerte y flatulento. Ahora imagina que tomas este mismo pedazo de envoltorio y formas un globo, y lo inflas. Si soplas sobre la superficie de este globo, tu soplido lo afectará muy poco.
Los delgados y livianos diafragmas de los micrófonos se comportan de forma similar. Cuanto menor sea la diferencia de presión entre los dos lados del diafragma, mayor será su susceptibilidad al ruido del viento. Como se explicó anteriormente, los micrófonos shotgun utilizan “tubos de interferencia”, y este diseño implica que la parte trasera del diafragma queda expuesta al entorno.
Este diseño abierto por atrás da como resultado un diafragma mucho menos presurizado y, por lo tanto, una sensibilidad al viento mucho más alta. Para resolver esto, los operadores de audio, como todos sabemos, han recurrido a la utilización de cobertores de micrófono o “colas de zorro” a menudo voluminosos y caros. Una vez más, en ciertas situaciones, esta combinación de tecnologías tiene un inmenso valor que justifica con creces su alto costo y los sacrificios en la calidad. Es difícil imaginar la producción de películas sin esta poderosa tecnología disponible en casos en que no existe otra solución que la reemplace.
Sin embargo, sería una tontería pensar en el micrófono shotgun como una solución inmediata y multi-propósito, sea en interiores o en exteriores, pero especialmente para aquellos operadores que graban diálogos generalmente en interiores en un espacio relativamente tranquilo. En estas situaciones, nada podría ser menos apropiado.
Entonces, ¿Cuál sería un micrófono versátil para diálogos?
Por supuesto, la respuesta a esta pregunta depende de varias cosas. Por ejemplo, si solo te puedes dar el lujo de tener un micrófono boom y generalmente grabas en entornos muy ruidosos, entonces un micrófono shotgun decente bien podría ser la herramienta versátil adecuada.
Si, por el contrario, grabas muchas entrevistas en interiores, y el ambiente es relativamente silencioso, entonces incluso aquellos que solo pueden costear un solo micrófono de buena calidad, probablemente un supercardioide les será mejor. Estos micrófonos son casi tan direccionales como los micrófonos shotgun, pero la calidad de sonido es generalmente muy superior.
Dos de los micrófonos más queridos entre los sonidistas que graban diálogos son el Schoeps CMC641 y el Sennheiser MKH 50. Para aquellos con un presupuesto limitado, otros fabricantes respetables fabrican instrumentos muy capaces a un precio más asequible. En particular, vale mucho la pena escuchar el micrófono Audio Technica AT4053b.
Si bien realizar un análisis profundo a las opciones supercardioides es un tema para otro artículo (¡Estén atentos!), quisiera darles una breve descripción de estos tres micrófonos como para que la cosa tome impulso.
Comenzaremos con mi favorito personal, el Sennheiser MKH 50. Si bien no es un instrumento perfecto, este micrófono tiene una hermosa calidad de construcción, una tonalidad igualmente hermosa y, como la mayoría de los supercardioides, es muy versátil. No es un micrófono de una precisión perfecta, sino que más bien produce un poco de coloración, enfatizando sutilmente la región de los medios/bajos del rango vocal. Esta ligera coloración es agradable para a la mayoría de las voces, y es similar al procesamiento posterior que a menudo se aplica a las voces para mejorarlas.
Para aquellos con un presupuesto más limitado, Audio Technica se ha establecido como una fuente confiable de micrófonos de muy buena relación precio/calidad. Aunque técnicamente es un hipercardioide, el AT4053b también es digno de consideración. No es perfecto, pero produce una neutralidad fuera de eje bastante respetable y un sonido agradable para la mayoría de las voces. Especialmente dada la susceptibilidad al ruido y otros problemas asociados con los micrófonos shotgun de menor calidad, el sólido micrófono hipercardioide de Audio Technica ocupa un espacio de mercado muy importante.
El Schoeps CMC641 es la opción más precisa y adecuada, y es una belleza absoluta. Si bien no es tan robusto como el Sennheiser, cuyos productos son conocidos por ser especialmente resistentes al agua y a los golpes, Schoeps es un fabricante de productos muy confiables y de extrema calidad. Si prefieres grabar diálogos y otras fuentes de forma rigurosamente precisa y planeas aprovechar la libertad que te brinda para retocar la tonalidad de la voz en post-producción, el Schoeps no podría ser una mejor opción.
Conclusión
Tal vez sea momento de reconsiderar aquel consejo típico de que un micrófono de solapa y un shotgun son las primeras inversiones adecuadas que todo realizador de películas o video debe realizar. Si bien los micrófonos shotgun son herramientas invaluables, la tecnología más simple y el sonido superior de los supercardioides (y, a veces, de los hipercardioides) los convierten en una buena solución intermedia para varios propósitos.
¿Qué piensas? ¿Es hora de moderar un poco la shotgun-filia que hay en la industria de video? ¿Qué experiencia has tenido con diferentes tipos de micrófonos boom? ¡Cuéntanos en los comentarios!